"Güep master"

Estic compromés amb la organització. Us ho explico amb l'exemple dels ous ferrats amb cansalada. La gallina col·labora, el porc és compromet. EQUILIQUÀ!!!

divendres, 6 de març del 2009

Desde un no nascut però fill dels Massos

 

He estado viendo detenidamente fotos entrañables de la infancia de muchos de mis amigos/as, y al mismo tiempo pienso de que manera yo me las perdí.

Esta reflexión hace tiempo que la vengo haciendo y me “rondina” siempre el mismo principio y el mismo final.

 

Os cuento.

 

Los nacidos en lugares distintos al de donde nos identificamos, tenemos una dicotomía constante en nuestra existencia, por un lado estamos orgullosamente resignados al tipo de vida que hemos tenido y que, por los avatares de las incesantes ganas de prosperar de la especie humana, nuestros padres, en su buen hacer nos propusieron.

 

Por otro lado, sin querer generalizar y quizá con cierto inconformismo de no poder tenerlo todo a la vez, imaginamos como hubieran sido aquellos años de exilio del lugar de donde tenemos el porcentaje mayor de afectos y donde damos el último adiós a nuestros mayores.

 

Esta dicotomía siempre es achacable a un cierto desorden mental, que si no fuera por la educación de madre obtenida, me  perdería.

 

La conclusión a la que llego después de atender a largas charlas, ciertamente interesantes, pero a veces monologistas, de algún querido quinto, es, que los no natos con mi sentimiento dicotómico, somos como un “empelt”, ese injerto que se realiza en un buen tallo con buenas raices y que a pesar que el lugar de plantación es sombrío y el injerto podría ser pasajero y no prosperar, nadie sabe porqué, avanza.

 

De manera que aún en la lejanía sigue creciendo in mente  aquella raíz y tallo que le dio su savia durante esos años pueriles y púberes.  

 

Quizá por que mi subconsciente me habla de esta manera, mi intervención en este medio, con aquella raíz es proactivo y a pesar de no estar demostrada el don de la ubicuidad, no os quepa la menor duda que estudio la manera de conseguirlo.

 

Besotes como siempre,

 

Miguel Angel